Algunas consideraciones sobre la sal
APLICACIONES EXTERNAS DE LA SAL:
-Baños de sal:
Empleados tradicionalmente en balnearios, pueden también tomarse en casa con sal sin refinar como la del Himalaya o las sales del Mar Muerto. Estos baños relajan, refrescan y estimulan la formación de glucocorticoides en la glándula suprarrenal y, en general, estimulan el cuerpo activando los mecanismos de la curación.
Son eficaces para artrosis, poliartritis crónica, gota, contracciones musculares, agotamientos psicovegetativos, menopausia y menstruación, problemas circulatorios y cutáneos como la psoriasis y la neurodermitis.
Según los casos, pueden tomarse dos baños por semana empezando con 5 ó 10 minutos que se alargarán hasta 20 minutos. La temperatura del agua no debe exceder los 38º C. Después del baño hay que envolverse bien y guardar cama durante una hora. Dosis: medio kilo de sal por cada 120 litros de agua (contenido de una bañera media).
-Lavados de boca y garganta:
Utilizar una solución isotónica del 0,9% disolviendo 9 gramos de sal en un litro de agua tibia. Los gargarismos con solución de sal cristalizada después del cepillado de los dientes constituyen un magnífico lavado y aclarado natural que protege de infecciones y sangrado de las encías.
Cuando hay molestias de garganta, hacer gárgaras durante un par de minutos con agua salada con un poco de zumo de limón es ideal para humedecer las mucosas y eliminar bacterias y células muertas.
-Lavados de nariz:
Conviene emplear una jarra especial. Se coloca el pitorro en uno de los orificios nasales y se comprueba que cierre bien. Se levanta la jarra y se inclina suavemente la cabeza hacia un lado; no tardará en salir el agua por el otro orificio. Estos lavados son ideales en caso de resfriado común y para limpieza y prevención de catarros.
-Lavados de ojos:
Debe emplearse una bañera ocular o un recipiente de cristal o plástico. Se introduce el ojo en el mismo, previamente llenado con la solución salina tibia, inclinando la cabeza hacia atrás. Se mueven las pestañas repetidamente para que la solución penetre bien y bañe todo el ojo.
-Cataplasmas de sal:
Se emplean frías para torceduras, contusiones, tendinitis y para bajar la fiebre. Las cataplasmas calientes están indicadas para el reuma y las articulaciones doloridas. Se preparan introduciendo un pañuelo limpio de algodón o lino en una solución salina de hasta el 8%. Las aplicaciones de compresas embebidas en la misma son también eficaces para picaduras de insectos, torceduras, contusiones e hinchazones.
-Mascarilla facial:
Es ideal para las manchas cutáneas, estimular la formación de piel nueva, hidratar y estirar la piel. Se prepara con arcilla fina especial para cosmética, agua mineral, un poco de miel y sal del Himalaya molida en proporción 1:1. Si se tiene la piel muy seca se pueden añadir unas gotas de aceite de almendras o jojoba. Extender y dejar reposar durante 15 minutos.
CURAS INTERNAS DE AGUA SALINA:
Las curas con agua salina ingerida son muy antiguas. Claudio Galeno ya las prescribía y todavía se aplican en los balnearios actuales. Las sustancias minerales que contiene la sal cristalizada del Himalaya permite llevar a cabo curas preventivas en casa.
Aunque estas curas son aptas para todo el mundo, no se recomiendan en casos de insuficiencia cardiaca, circulatoria o renal. Durante las mismas conviene reducir al máximo el consumo de alimentos precocinados.
Se prepara una solución saturada a partir de cristales de sal del Himalaya. Se añade agua y se espera a que se hayan disuelto. El líquido estará saturado cuando ya no se diluyan más cristales de sal. Tendrá entonces una concentración de un 26% aproximadamente.
Se trata de una bebida estéril. Por la mañana en ayunas se añaden dos cucharaditas (no debe usarse metal) de esta solución a un vaso de agua y se bebe este despacio, preferiblemente a pequeños sorbos. También se puede dosificar a lo largo del día incorporando la solución a una botella con un litro de agua. Con ella el tejido conjuntivo se depura, se eliminan los residuos tóxicos en el organismo, se liberan los bloqueos energéticos y se estimula el sistema inmunitario.
REINAS DE LA SAL:
Sal de Bretaña o de Guérande:
Se considera la mejor en Francia. Procede de los bancos del fondo marino en la costa atlántica al sur de Bretaña. Tradicionalmente se extrae mediante evaporación del agua del mar en lagunas. Posee una textura de gruesos cristales, es granulada y tiene un color grisáceo brillante. Su sabor es excelente. Muy apreciada por su riqueza en oligoelementos. Al igual que las otras sales cristalizadas no conviene cocerlas cuando se cocina con ella, sino añadirlas al final, cuando se apaga el fuego. De esta sal se obtiene el Natrum muriaticum homeopático.
Sal del Himalaya:
Es la más primitiva ya que posee 250 millones de años de antigüedad. Aporta materias minerales y otros elementos que el organismo humano necesita. En los análisis químicos realizados se ha comprobado que contiene calcio, potasio, magnesio, óxido de sulfuro, hierro, manganeso, flúor, yodo, zinc, cromo, cobre y cobalto, entre otros elementos (se habla de 84).
Se considera la sal energéticamente más rica de la tierra. Es de coloración entre rosa y anaranjada y en el granulado se percibe un suave brillo. Es un condimento de alto valor nutricional y puede además emplearse tanto externa (lavados, baños, cataplasmas, inhalaciones) como internamente (bebidas de solución o agua salina). Como máscara facial es ideal para hidratar y regenerar la piel.
Sal de Maldon:
Procede de Maldon (condado inglés de Essex) y es una flor de sal que se elabora artesanalmente y sin aditivos. Posee gran pureza natural.
Estos cristales mantienen su consistencia hasta que se humedecen; por ello no conviene sazonar la comida hasta el último momento. Tiene un fuerte gusto salado pero no amarga como le ocurre a la sal común. Debe conservarse en sitio seco y a la sombra.
NORMAS BÁSICAS SOBRE EL CONSUMO DE SAL:
-La ingestión de 150 a 200 gramos de sal común puede provocar la muerte en los humanos. Pero tan malo es tomar mucha como poca. Hay dos normas básicas: dosificación correcta y no tomar sal refinada.
-Reduce el consumo de productos industriales y comidas precocidas de las que desconoce con qué tipo de sal se prepararon.
-Sustituye la sal refinada que contiene apelmazantes y es cloruro sódico puro por cristales de sal natural. Si utilizas granulado de sal cristalizada lo ideal es molerlo en molino de sal.
-La mayor parte de la sal que ingerimos procede de alimentos refrigerados, procesados o precocinados. Deben mirarse siempre las etiquetas de estos alimentos para comprobar su contenido salino. No olvidar que cuantos más productos de este tipo se empleen en la cocina, menos sal se precisará.
-Controlar la ingesta de embutidos y quesos: son alimentos que contienen mucha sal refinada y perjudican a los riñones que no pueden eliminar correctamente el exceso de este producto.
-La OMS aconseja tomar sal de manera moderada. El máximo recomendado en los adultos es de entre 5 y 6 gramos diarios. Los niños de un año de edad no deben consumir más de un gramo al día; entre uno y tres años se recomiendan 2 gramos; entre cuatro y seis años se aconsejan 3 gramos y 6 gramos para los que tienen entre 11 y 14 años.
Autor del artículo
Dr. Gabriel CamachoSi quieres puedes publicar recetas en recetasYcocina.NET, envíanos tantas recetas como desees, estaremos encantados de que colabores con nosotros.