¿Cuánto debo aliñar la ensalada?

No diga aliñar, diga regar. Sobre todo si ha optado por ese menú en aras de conservar –o mejorar- la línea. Y aquí cabe cuestionarse a qué línea nos referimos. Porque si a lo que se aspira es a conservarla sería la línea recta. Pero si, por el contrario el objetivo es mejorarla y reducirla estaríamos hablando de una línea curva, y convexa para ser más precisos.
Pero dejemos estas disquisiciones para mejor ocasión.

Decía que hay dos motivos de peso para aliñar con profusión la ensalada y, en realidad, cualquier plato que se preste a ello –a acompañarlo de una buena chorretada de aceite y/o vinagre, como pueden ser las judías verdes, las… Un, dos, tres responda otra vez-:
1º, una dieta rica en aceite de oliva virgen reduce el peso corporal según un estudio recientemente efectuado por investigadores de la universidad de Navarra. Según se desprende de la investigación el motivo es que dicho aceite es rico en ácidos grasos insaturados, toda vez que el estudio apunta a una relación entre mayor capacidad antioxidante del organismo –motivada, cómo no, o mejor dicho, como sí, por una mayor ingesta de antioxidantes- y una reducción en el peso corporal.

Y 2º, investigadores japoneses han constatado que el vinagre tiene un efecto análogo, es decir que previene la obesidad. Sí, esto ya lo sabíamos –de hecho una de las “recetas” favoritas de los anoréxicos y/aspirantes a serlo, es beber vinagre-. La novedad reside en que los mencionados investigadores han descubierto el mecanismo de acción: el ácido acético, principal componente del vinagre, al parecer favorece la expresión –vaya, activa- de una serie de genes que codifican por los encimas responsables de la oxidación de los ácidos grasos; así como de otros implicados en la termogénesis, esto es la capacidad de generar calor del organismo merced a reacciones metabólicas –o dicho en cristiano quemar calorías como forma de mantener la temperatura corporal-. Procesos ambos que limitan la acumulación de grasa en el organismo.

Así que ya lo sabes, aliña hasta que la lechuga flote. Aunque tanto aliño sea una faena para tu estómago.

Autor del artículo

Dr. Gabriel Camacho